Este fin de semana ha sido mi segunda vez. Y no hablo de nada raro, solo de tatuarme. Aunque para más de uno se que le será raro.
Quiero enseñaros mis tatuajes y daros algunas de las explicaciones que muchos/as piden. Me considero una amante de los tatuajes. Y declaro a voz en grito mis sentimientos.
Cada vez que digo que tengo tal o cual tatuaje o que quiero tatuarme esto o aquello siempre aparece los típicos comentarios de 'que locura', 'eso es una cosa para toda la vida' o algunos por el estilo. Si las conversaciones son en familia, casi siempre estos vienen de mi padre.
El que hasta ahora nunca había salido era 'Pero, ¿y que placer te da un tatuaje?'
Cuando me tatúo, lo hago porque me gusta, siempre tiene algún motivo, no es una locura. Lo pienso, re-pienso y re-que-te-pienso.
Por algún motivo, no se, ilógico diría yo, quiero que sea para toda la vida, ¿para que voy a tatuarme algo que puedo escribir o dibujar en un papel y colgarlo en mi habitación? Por que quiero que forme parte de mi y que valla conmigo siempre.
Y, el placer, es un conjunto de ambas cosas, me gusta y quiero que este conmigo y forme parte de mi. Es como si me preguntan por qué me pongo esa alianza y si me da placer. Creo que todos podríamos responder a esa pregunta y lo haríamos de forma parecida.
Cuando tiene un significado, llevarlo es el placer.
Si hay algo que no hay que dejar de tener en cuenta es que un tatuaje causa una mala impresión en mucha, muchísima gente y vivimos rodeados de ese tipo de personas que piensan que por tener un tatuaje eres... en fin, eso.
Por eso, le doy mil vueltas hasta elegir el sitio en el que quiero tatuarme, por que de ello depende la opinión que muchos tengan de mi a primera vista.
Hasta el día de hoy, tengo dos. El primero por mi amor al cine y al teatro, que retocaré muy pronto. Y el de este fin de semana, en recuerdo a alguien muy importante para mi.
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